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EL HOMBRE QUE HACE DE LA PALABRA UN MODO DE VER Y SENTIR EL MUNDO

Entrevista a Juan Marcial Moreno. Narrador. Por Nahuel Maciel para EL ARGENTINO, Gualeguaychú, Entre Ríos.
Edición del domingo 12 de septiembre de 2010.

Toda historia tiene autor, aunque sea anónima. Pero no significa nada, porque esa historia (que tiene autor) puede no tener audiencia. Entonces ocurre una paradoja: la historia pasa al olvido. Pero cuando ese relato encuentra a un narrador, entonces la historia expresa su vocación para la memoria. Autor, narrador y audiencia son elementos indispensables para que ocurra algo sorprendente: la trascendencia.
Juan Marcial Moreno es narrador. Un relator de historias, es decir, un sembrador de sensaciones y valores.
Llegó a Gualeguaychú para compartir su espectáculo "Donde irás y no volverás" y que hizo vibrar el inmenso salón de actos del instituto Magnasco en la noche del 4 de septiembre.
En rigor, Juan Moreno es un asiduo visitante de Gualeguaychú. Vino por primera vez en 1982, y luego jamás se ausentó. Vino en 1984-1985, 1992-1993, 1995-1996, 1n 1998 y en 2006.
Maestro, profesor en letras con especialización en Literatura Infantil-Juvenil, este narrador convive muy bien en diferentes idiomas: alemán, griego, hebreo, inglés, francés, italiano, ruso, sueco, danés, checo, húngaro y gaqélico. Con un talento natural para abrazar las palabras y acariciar los silencios, con dotes de actor teatral, de escritor, comparte con el público el arte, la virtud de saber decir.
En el diálogo que mantuvo con Culturales de EL ARGENTINO, Juan Moreno profundizó el sentido de contar historias, la necesidad de que se revalorice la oralidad y especialmente la palabra y con ellos el silencio.

-En su arte la palabra es la que engendra las imágenes...

(JM)-Sí. Es la palabra la que engendra la imagen. La palabra es la que funda esa realidad. Por eso relato el cuento sin ningún aditamento, justamente porque es la palabra la que crea lo que estoy describiendo con la oralidad.

- Su arte, más allá de que se nutra de la palabra escrita, en realidad revaloriza la transmisión oral...

(JM)-Es que debe ser así. la Recreación es fundamental. Si me limitara solamente a lo escrito, entonces tendría que poner un atril y leerlo, algo que es posible.Si a ese texto lo estudiara de memoria, tal vez sería actuado como en teatro. Pero la narración oral, el concepto lo dice de manera textual, valoriza el saber decir. Mi espectáculo está basado en textos que tienen autor pero son reelaboraciones. En el caso de (Juan) Draghi lLucero son cuentos folclóricos al que este autor enriquece con mucha literatuta. Y para contarlos tengo que quitar esa literatura para retornarlos a la oralidad. Lo oral es lo que te acerca al público.
La lectura es textual y la narración se suscita a partir de lo que uno cuenta a partir de una lectura.

- La oralidad siempre le pide a la imaginación un préstamo, pero para contar realidades.

(JM)- La imaginación es fabulosa pero al mismo tiempo peligrosa. Cuando realizo una selección de textos tengo en cuenta muchos aspectos. En primer lugar que el cuento me agrade, caso contrario no lo podría contar. Que esa narración sea trascendente en algún punto. Al cuento le exijo todo: profundidad, nivel estético, le pido todo; en especial valores. Casi el ochenta por ciento de mi repertorio está integrado por la tradición oral y el resto por autores, pero autores que permitan llevarlo a la oralidad.

- Usted dijo algo interesante arriba del escenario: que el cuento, aunque ya se haya leído o escuchado, se puede volver a repetir. Y agregó: "es como una canción, que la escuchamos varias veces"...

(JM)- Creo firmemente en eso. Hay que volver a lo que nos gusta,siempre.
Juan Goytisolo decía que si un determinado libro ya no lo iba a volver a leer, se inclinaba por regalarlo. El libro es para volver a leerlo y en ese sentido es como la música.

-Atahualpa Yupanki decía que cuando componía una canción, en realidad le prestaba mucha atención a los silencios.

(JM) - El silencio es algo más que la pausa. En la narración, el silencio hay que interpretarlo no como una mera pausa sino como una nota musical, un componente clave de la expresión. El silencio permite dar expresividad por sí mismo. Cuando mis alumnos temen no ser expresivos, les inculco que cuando hagan silencio automáticamente estarán haciendo algo expresivo. Pero hay que saber manejarlo.

(Sigue el reportaje en los próximos días)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saber decir.
Atravesando un triste momento alguien me recordó: "En cada bosque hay un ratón que toca el violín"